MANUEL A. FERNÁNDEZ

De lo real
Espacio Bokeh. Centro Cultural Borges

Artistas: Manuel A. Fernández y Marcos Goymil

Curaduría: Gabriel Valansi
-

Las ruinas circulares

Si algo ha cambiado sustancialmente con la digitalización de la vida, es nuestra percepción de lo real.

Vivimos en un mundo gobernado por ficciones de toda índole (*). Nuestra relación con lo tangible se reduce a lo necesario e imprescindible para sobrevivir. El contacto con el resto de los hechos y las cosas es un eterno resbalar por imágenes, un scroll interminable por la pantalla de un celular.

La particularidad del lenguaje fotográfico esta signada por su relación con lo real.

La fotografía está íntimamente ligada a la existencia del mundo visible. Esta relación de partes con la realidad (según el diccionario, lo verdadero, auténtico, existente, cierto, verídico, efectivo, tangible, concreto, innegable, positivo y también visible) ha convertido a la fotografía en el cómplice perfecto en la vana pretensión de representar una verdad.

Lejos de esta idea, los fotógrafos que hoy presentamos construyen sus ficciones con herramientas tomadas de lo real.

El collage (acaso tan antiguo como la invención del papel) le permite a Manuel Fernandez recrear un mundo construido por civilizaciones invisibles. Una física inversa modela ese paisaje fuera de toda lógica cartesiana. Su obra quiere disolver el tiempo como a una última frontera, un territorio que funde a negro mas alla de las imágenes y de las palabras.

Por su parte, con un sesgo arqueológico, Marcos Goymil desanda la bitácora de una expedición con destino improbable. Sus imágenes son huellas de hallazgos, preguntas devenidas en fósiles, restos de tecnologías impropias o inútiles con las que reconstruye un museo de lo imposible.

Aquí, ambos relatos parecen ser parte de un mismo sueño. Quizás estas imágenes sean de las ruinas circulares que rodean a ese hombre taciturno venido del sur, que emprende la dura tarea de soñarse y ser soñado, de existir entre ese doble juego de espejos enfrentados que es la vida.

Si alguna vez se dijo que la invención de la fotografía liberaría a la pintura de la pesada carga de representar la realidad, permitiendo que esta recree horizontes entonces impensados, hoy la síntesis digital, capaz de travestir cualquier imagen con perfección sobrehumana, obliga a repensar los limites de lo fotográfico.

O quizás a preguntarse qué hay del otro lado.

Gabriel Valansi

(*) JG Ballard, Proologo de su novela Crash (1973)